Tras cerrar el fichaje de Messi el mensaje del PSG al Real Madrid, al colocar la camiseta del crack argentino junto a las de Neymar y Mbappé, es claro. «Mbappé no se vende». Como decíamos ayer, nada ha cambiado en el plan Mbappé ni para el Madrid, ni para el jugador, ni para el PSG, que prioriza las ventas de otros jugadores para cuadrar sus cuentas.
Messi, Neymar (recién renovado a 50 millones netos por temporada) y Mbappé es un tridente imposible en tiempos de Covid, estrecheces económicas y control financiero de la UEFA. Imposible para todos menos para el PSG y el City, los dos clubes-estado, sostenidos por los gobiernos de Qatar y Abu-Dhabi respectivamente.
En el caso del PSG, el mensaje que deslizó el club galo al Real Madrid tras la llegada de Messi no puede ser más explícito. El hueco de Messi en el vestuario junto a Neymar y Mbappé deja bien clara la postura del club presidido por Al-Khelaifi en lo que a la venta del delantero francés se refiere. Es el particular «never, never, never» que el PSG no para de repetir.
El paraguas de Qatar
Desde que sobrevive al amparo de Qatar el PSG ha dado muestras sobradas de que no es un club vendedor. Compran los jugadores que quieren (véase el caso Neymar o el de Mbappé al Mónaco) y venden a los que les sobran, con los que no cuentan. Aquella definición de Donato Di Campli, ex agente de Verratti, del PSG como «una cárcel de oro» no podía ser más acertada. Y allí permanece prisionero Mbappé… al menos hasta que acabe su contrato.
Cuando el PSG se lanzó a por Messi, dejó muy claro que no iba a abrir la puerta a Mbappé. «No lo vamos a vender», dijo Pochettino, la voz de su amo Al-Khelaifi. El equipo francés contrata al crack argentino para tener uno de los mejores tridentes de la historia, si no el mejor. Puede que Messi-Neymar-Suárez, con el argentino y el brasileño cinco años más jóvenes fuera superior a este. La obsesión del PSG es la Champions y el camino más corto para conseguirla no es vender a Mbappé al Real Madrid.
La partida de ajedrez sigue donde estaba. El PSG, empeñado en convencer a Mbappé para renovar o quedárselo un último año antes de que se vaya gratis, no mueve ficha. El jugador, encantado de coincidir en su última temporada en París con Messi antes de dar el salto al Real Madrid. Y el club blanco, a la espera de acontecimientos. Sabe que el fichaje de Mbappé sólo puede hacerse por las buenas o, lo que es lo mismo, si el PSG quiere venderlo.